lunes, 19 de mayo de 2014

Juan López y John Ward, ¿Amigos o enemigos? - Guerra de Malvinas

Muchas son las similitudes en los contextos y las razones detrás de los dos países involucrados en una guerra innecesaria, que culminó no solo con muchísimos soldados muertos, sino con la exclusión de los veteranos del sistema luego de su regreso al país. Los beneficios que Argentina e Inglaterra pretendían obtener y los perjuicios posteriores de los conscriptos, salvando las diferencias particulares, son increíblemente parecidos.
Tanto Margaret Tatcher como Leopoldo Galtieri y la Junta Militar a cargo del gobierno, estaban experimentando un proceso de descreimiento y desprestigio de su imagen; ambos necesitaban una inyección que levantara y lavara la cara de su figura. Es así que Galtieri pensó en un territorio aparentemente olvidado por Inglaterra y Tatcher en el poderío de la flota británica frente a la invasión, como las formas de volver a levantarse y erigirse como la expresión de la patria.
Galtieri cometió crasos errores ya que no pudo, no intentó o no quiso ver el contexto internacional. Al pensar que Inglaterra jamás pensaría en ofrecer batalla para recuperar un territorio que era abastecido casi completamente en su totalidad por Argentina. Las Islas Malvinas y sus habitantes poco recibían del país europeo, que llamaba a sus habitantes con el nombre de las algas, algo muy poco valioso.
Revista Gente - Mayo 1982
El entonces Presidente de facto también falló al pensar que Estados Unidos no dudaría en ofrecerle su apoyo incondicional, basándose en la firma de un tratado que establecía la ayuda, no solo de Norteamérica, sino de los demás países latinos de la región, en caso de invasión de algún país de otro continente. Lo que Galtieri no entendió es que ese apartado hacía referencia a las amenazas comunistas que podían amenazar el completo funcionamiento del capitalismo.
Tatcher, por su parte, vio en el arribo de las tropas argentinas a las islas la oportunidad perfecta para realzar su imagen, sabiéndose apoyada tanto por Estados Unidos, como por la OTAN en su conjunto, pudo no solo trasladar a su ejército hasta uno de los rincones más sureños del Atlántico, sino renovar por completo su arsenal militar y convertirse luego y a partir de la guerra en una potencia.
No obstante las similitudes, las diferencias fueron las que marcaron el resultado final. Argentina, con soldados poco o nada entrenados, con armamento viejo o roto, suponiendo una rápida retirada y vuelta a casa, poco pudieron hacer frente a las tropas de Inglaterra que, ayudadas por Estados Unidos, superaban por mucho la tecnología que en el país del sur ni siquiera se pensaba.
Uno de los grandes escritores argentinos, Jorge Luis Borges, describe las similitudes entre ambos países en un texto muy corto pero efectivo Juan López y John Ward, un cuento que tiene
como protagonistas a dos soldados, uno de cada bando, dos jóvenes a los que “la nieve y la corrupción los conocen”.

domingo, 18 de mayo de 2014

Lo mío es mío y lo tuyo es mío también - Concentración mediática

Luego de la caída del Muro de Berlín la lógica de funcionamiento de los medios cambia, dejan de ser usinas de ideas y debate para transformarse en productos mercantiles que responden a (y se guian por) las reglas del mercado. Este cambio facilita la conformación de grupos y esta conlleva una obligación de diálogo entre el poder político y el poder económico representado en estos multimedios.
La historia en Argentina es la historia de la construcción de otro muro luego de la caída en 1989. Esta pared protectora se erige en torno a la Ley 22.285, la Ley de Radiodifusión sancionada por el gobierno de facto de Rafael Videla. La protección, ya sea por acción u omisión es constante, ya que no es hasta 2009 que se sanciona la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, ley que dejará sin efecto una que había sido aprobada por los militares.
Más allá de los clichés construidos en torno a la década, no es mentira que los ’90 dejaron un saldo altísimo y casi total de privatizaciones y venta de todo tipo de empresas productoras y prestatarias de servicios. Es justamente en esta época que las modificaciones a la ley de radiodifusión facilitan la conformación de grandes grupos empresarios que empiezan a adquirir, poco a poco, señales de televisión, medios gráficos, medios radiales y demás medios de comunicación.
Ya en 1980, el Informe MacBride de la Unesco advertía sobre los riesgos de la concentración mediática. Habiendo partido de la idea de analizar las problemáticas comunicacionales en el mundo moderno, en particular con relación a la comunicación de masas y la prensa, su objetivo era establecer posibles soluciones y promover la paz y el desarrollo de las sociedades. Uno de los apartados repara específicamente en la concentración.
En dicho informe, si bien se tienen en cuenta las posibles ventajas de que un par de manos manejen más que un par de medios si están guiadas por la buena fe y el deseo de progreso, se reconoce que es una de las más grandes amenazas a la libertad de expresión si los intereses que subyacen detrás son económicos. Las tasas de interés y el fluir del capital deberían ser ajenas al incentivo para adquirir variedad de medios de comunicación.
Incluso en los años que el informe se realiza alrededor del globo, varios países ya tenían sancionadas leyes que controlaban los mecanismos monopólicos y les establecían regulaciones para la adquisición y conservación de licencias. En este sentido, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual no sería un elemento extraño, pero si puede ser considerado coercitivo en el contexto histórico actual.

Si bien es cierto que el debate en torno a la nueva Ley parece volverse eterno, es indispensable la plena aplicación de una norma que derogue la histórica ley de la dictadura, complementada con los retoques neoliberales, que además de su antigüedad, facilita la concentración de muchos medios en poquísimas manos. 

jueves, 15 de mayo de 2014

Empezar a ver lo invisible - Peronismo

El Estado argentino se cambió los lentes un 17 de octubre de 1945, fecha clave en la formación e historia del movimiento obrero en el país. Es a partir de ese día y de ese movimiento, que ya no habrá un retorno, dado que los trabajadores comenzaban a salir de las sombras y dejan de ser invisibles. Ya nadie podría cerrar los ojos y pretender que eran solo un monstruo en el ropero.
El llamado luego “Día de la lealtad Peronista”, congregó a una enorme cantidad de gente que había encontrado un líder que los encauce, que los represente, que ponga sobre la alfombra discusiones sobre derechos que nunca antes habían sido siquiera nombrados. El pedido de las clases trabajadoras por el retorno de Perón, era el pedido del retorno de el único que había osado nombrarlos y darles participación. Fiel a la simbología peronista, era un grupo de hijos, pidiendo el regreso de su padre.
El accionar de Juan Domingo Perón no fue inocente, pero si extremadamente inteligente, ya que supo aprovechar la oportunidad y la falta de representatividad que esta clase tenía y apeló a ellos para construir su poder y mantenerlo. Sin perder de vista que toda gran inclusión conlleva una gran generación de poder. Y todo gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Jornada laboral de ocho horas, aguinaldo, vacaciones pagas, licencia por maternidad, abolición del trabajo infantil, salario mínimo, vital y móvil, derecho a huelga, son solo algunos de los derechos que los trabajadores adquirieron durante el Peronismo. Aunque cabe resaltar que el derecho más importante es el que se plasmó aquel 17 de Octubre: ser vistos y oídos. La visibilización de la clase obrera es quizás una de las mayores conquistas que el movimiento puede adjudicarse.
En momentos en los que el calificativo ‘peronista’ se aplica a una amplia gama de sujetos, con ideologías inmensamente diferentes e incluso contrarias, momentos en los que la pelea por la apropiación del término es feroz, momentos en los que incluso se escucha que el movimiento murió con el líder; una de las veinte verdades del Justicialismo Peronista sería el método más útil para establecer los límites y la correcta aplicación léxica: “El Peronismo es esencialmente popular. Todo círculo político es antipopular, y por lo tanto, no es peronista.”