jueves, 15 de mayo de 2014

Empezar a ver lo invisible - Peronismo

El Estado argentino se cambió los lentes un 17 de octubre de 1945, fecha clave en la formación e historia del movimiento obrero en el país. Es a partir de ese día y de ese movimiento, que ya no habrá un retorno, dado que los trabajadores comenzaban a salir de las sombras y dejan de ser invisibles. Ya nadie podría cerrar los ojos y pretender que eran solo un monstruo en el ropero.
El llamado luego “Día de la lealtad Peronista”, congregó a una enorme cantidad de gente que había encontrado un líder que los encauce, que los represente, que ponga sobre la alfombra discusiones sobre derechos que nunca antes habían sido siquiera nombrados. El pedido de las clases trabajadoras por el retorno de Perón, era el pedido del retorno de el único que había osado nombrarlos y darles participación. Fiel a la simbología peronista, era un grupo de hijos, pidiendo el regreso de su padre.
El accionar de Juan Domingo Perón no fue inocente, pero si extremadamente inteligente, ya que supo aprovechar la oportunidad y la falta de representatividad que esta clase tenía y apeló a ellos para construir su poder y mantenerlo. Sin perder de vista que toda gran inclusión conlleva una gran generación de poder. Y todo gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Jornada laboral de ocho horas, aguinaldo, vacaciones pagas, licencia por maternidad, abolición del trabajo infantil, salario mínimo, vital y móvil, derecho a huelga, son solo algunos de los derechos que los trabajadores adquirieron durante el Peronismo. Aunque cabe resaltar que el derecho más importante es el que se plasmó aquel 17 de Octubre: ser vistos y oídos. La visibilización de la clase obrera es quizás una de las mayores conquistas que el movimiento puede adjudicarse.
En momentos en los que el calificativo ‘peronista’ se aplica a una amplia gama de sujetos, con ideologías inmensamente diferentes e incluso contrarias, momentos en los que la pelea por la apropiación del término es feroz, momentos en los que incluso se escucha que el movimiento murió con el líder; una de las veinte verdades del Justicialismo Peronista sería el método más útil para establecer los límites y la correcta aplicación léxica: “El Peronismo es esencialmente popular. Todo círculo político es antipopular, y por lo tanto, no es peronista.”


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